Mog

Cocina japonesa, china y tailandesa. En el DF, pocos lugares con los sabores que aquí se ofrecen. Su público es joven: extranjeros, chavos del barrio y modernillos.
Podría decirse que tiene toda la onda de un lugarcito de Brooklyn, por su decoración y aire cosmopolita, guardando las debidas dimensiones, desde luego. Su carta: rollos de sushi, platillos como Pad Tai, el típico tazón de arroz con cubos de atún (magurodón), curry, cerdo al jengibre y bebidas variadas, calientes y frías, como agua de hoja de limón, té verde y de jazmín, calpis, cafés y refrescos. Una amplia selección de postres. Mi favorito: pastelito de té verde. En Álvaro Obregón, entre Mérida y Frontera.

El Péndulo

Un viejo conocido que supo aprovechar muy bien el espacio que dejó una antigua librería new age-yogui-esotérica y cosas raras de ángeles... Y lo agradecemos. Lo típico, pero no por eso un concepto desgastado: libros, música, películas y comida. Para desayunar, para comer, para cenar. A mí me gusta más la parte de arriba. Grandes ventanales y libreros inmensos que cualquiera quisiera tener en casa. La selección de música suele ser acertada, el servicio es eficiente y los platillos son bastante recomendables. Gente del barrio y vecinos de la Condesa, así como "lectores" que llegan de otras partes de la ciudad. Todas las edades pasan por acá. Wi-fi libre, aunque un poco lento. En Álvaro Obregón, casi esquina con Córdoba.

Franca Bistro

Pizza, cortes, tapas, pasta y un fondant de chocolate irresistible. Con menos de un año, Franca Bistro ya tiene una audiencia cautiva. Adultos, de nuevo, y muchos artistas de la Roma-Condesa y alrededores. Podría parecer "formal" por su decoración, pero en realidad es otro lugarcito relajado para tomar vino o cerveza mientras se disfruta de una cocina internacional, pero cargada de un toque argentino. Mis favoritos: Pizza Franca, tapa de jamón serrano, lomo a la mostaza y, por supuesto, el fondant de chocolate. En Av. Álvaro Obregón, en el número 59.

Bocadería Barracriolla

Tapas de todos sabores, de todas texturas, de mar y de tierra también. Vino, cerveza, mezcal. De lunes a viernes, un menú por menos de 100 pesos. En sábado, platillo del día. Terraza y lugarcitos acogedores dentro. Buen sazón, buena atención, agua simple, libre, toda la que quieras. Música bien elegida. En la calle de Orizaba, vecino de la Plaza Río de Janeiro. Para gente del barrio, adulto-contemporáneo, democrático y, muchas veces, hipster. En pareja (altamente recomendable), con alguna amiga-amigo (perfecto para reencontrarse), o con los cuates por la noche (versátil, pues). No abre domingos y si se quiere café, lo traen del local de junto, Café Toscano. Favorito desde el primer día que lo probé, que era su segundo abierto.

Andares

Y caminar y detenerse y saciar el hambre y la sed... A donde quiera que se voltee, siempre hay un sitio interesante -y seguramente rico- en el cual pasar el tiempo y alimentar los sentidos.

Hola, desde el barrio

Enamorada de mi barrio adoptivo, es poco.